martes, 21 de abril de 2009


Dejaré de amarte ..Dejaré de amartecuando el Sol decida no saliry nos deje aquí sin su luz,cuando las estrellas no adornenel cielo de la noche y los enamoradosno busquen momentos para decircuanto se aman y se extrañan.
..Dejaré de amartecuando los niños dejen de querer volary los sueños no abran puertas de esperanza,cuando los ríos dejen de correr y las palomasno acompañen a los viajeros en la plaza.
..Dejaré de amartecuando en mi ciudad no vuelva a verque los amigos se abrazanrecordando los tiempos que no regresan,cuando falten la higueray los paisajes que busco describir en versos,cuando el porvenir no me esté esperandoni los recuerdos vivan en mi mente.
..Dejaré de amartecuando los barcos no surquen los maresy la idea de volver se aleje para siemprede aquellos que partieron un día,cuando los libros no nos hagan reír o llorar,cuando mis manos no quieranel calor suave de tus manos.
Dejaré de amartecuando el otoño no sea mi estación predilecta,cuando no tenga deseos de decirte en cancionesque desde el día que te vi eres todo para mí,cuando imagine que el tiempo afuera deja de existiry mi alma deje de sentirse llena de emoción por verte,cuando las palabras me abandoneny mis besos no quieran estar allí junto a tus besos,cuando la primavera no traiga bellezaa caminos y puentes.
Dejaré de amartecuando la lluvia no moje el portal, ni deje sus gotasen pétalos de rosas y hojas de árboles,cuando mi corazón sediento de paz comprendaque no queda más que hacer por este mundo.
Dejaré de amartecuando la eternidad deje de llamarmepara estar siempre allí, junto a ti.
Dejaré de amarte mi amor, nunca.







Mañana en la mañana abriré tu corazón le explicaba el cirujano a un niño. Y el niño interrumpió: -¿Usted encontrará a Jesús allí? El cirujano se quedó mirándolo, y continuó: -Cortaré una pared de tu corazón para ver el daño completo. -Pero cuando abra mi corazón, ¿encontrará a Jesús ahí?, volvió a interrumpir el niño. El cirujano se volvió hacia los padres, quienes estaban sentados tranquilamente.-Cuando haya visto todo el daño allí, planearemos lo que sigue, ya con tu corazón abierto.Pero, ¿usted encontrará a Jesús en mi corazón? La Biblia bien claro dice que Él vive allí. Las alabanzas todas dicen que Él vive allí.... ¡Entonces usted lo encontrará en mi corazón! El cirujano pensó que era suficiente y le explicó: -Te diré que encontraré en tu corazón. Encontraré músculo dañado,baja respuesta de glóbulos rojos, y debilidad en las paredes y vasos.Y aparte me daré cuenta si te podamos ayudar o no. - ¿Pero encontrará a Jesús allí también? Es su hogar, Él vive allí, siempreestá conmigo.El cirujano no toleró más los insistentes comentarios y se fue. Enseguida se sentó en su oficina y procedió a grabar sus estudios previos a la cirugía: aorta dañada,vena pulmonar deteriorada, degeneración muscular cardiaca masiva. Sin posibilidades de trasplante, difícilmente curable. Terapia: analgésicos y reposo absoluto.Pronóstico: tomó una pausa y en tono triste dijo: muerte dentro del primeraño. -entonces detuvo la grabadora -Pero, tengo algo más que decir: ¿Por qué? -pregunto en voz alta-¿Por qué hiciste esto a él? Tú lo pusiste aquí, tú lo pusiste en este dolor y lo has sentenciado a una muerte temprana. ¿Por qué?De pronto, Dios, nuestro Señor le contestó: -El niño, mi oveja, ya no pertenecerá a tu rebaño porque él es parte del mío y conmigo estará toda la eternidad.Aquí en el cielo, en mi rebaño sagrado,ya no tendrá ningún dolor, será confortado de una manera inimaginable para ti o para cualquiera. Sus padres un día se unirán con él, conocerán la paz y la armonía juntos, en mi reino y mi rebaño sagrado continuará creciendo. El cirujano empezó a llorar terriblemente, pero sintió aun más rencor, no entendía las razones. Y replicó: Tú creaste a este muchacho, y también su corazón ¿Para qué? ¿Para que muera dentro de unos meses? El Señor le respondió: -Porque es tiempo de que regrese a su rebaño, su tarea en la tierra ya la cumplió.Hace unos años envié una oveja mía con dones de doctor para que ayudaraa sus hermanos,pero con tanta ciencia se olvidó de su Creador.Así que envié a mi otra oveja, el niño enfermo, no para perderlo sino para que regresara a mí aquella oveja perdida hace tanto tiempo. El cirujano lloró y lloró inconsolablemente. Días después, luego de practicar la cirugía,el doctor se sentó a un lado de la cama del niño; mientras que sus padres lo hicieron frente al médico. El niño despertó y murmurando rápidamente preguntó: -¿Abrió mi corazón? -Si -dijo el cirujano- -¿Qué encontró? - preguntó el niño - - Tenías razón, encontré allí a Jesús.





EL HUEVO VACIO

EL HUEVO VACÍOJeremías nació con un cuerpo deformado y una mente lenta. A la edad de 12 años no había pasado de 2º grado, y parecía que jamás podría aprender nada. Con frecuencia su maestra, se exasperaba con él, porque solía estar en su banco moviéndose, babeando, y gruñendo. A veces hablaba claramente, como si un rayo de luz hubiera penetrado en la oscuridad de su cerebro. Pero la mayor parte del tiempo Jeremías irritaba a su maestra.
Cierto día citó a sus padres para hablarles. Cuando ellos entraron en el aula vacía, la maestra les dijo: “Jeremías verdaderamente tiene que asistir a una escuela especial. No es bueno para él estar con niños más pequeños que no tienen problemas de aprendizaje. De hecho, tiene un atraso mental de cinco años con respecto a los otros alumnos”.La mamá lloraba calladamente, y mientras su esposo le decía a la maestra: “Señorita, no hay ninguna escuela especial aquí. Y sería un golpe terrible para Jeremías si lo quitáramos de esta escuela. A él verdaderamente le gusta estar aquí”.La maestra permaneció sentada durante un largo rato después que se habían ido los padres de Jeremías, contemplando a través de la ventana la nieve que caía y que parecía enfriarle el alma. Quería entender a estos padres. Después de todo, su único hijo tenía una enfermedad terminal. Pero no era bueno tenerle en su clase. Había otros 18 niños a los que debía enseñarles, y Jeremías sólo los distraía. Además, nunca aprendería a leer y escribir. ¿Por qué malgastar más tiempo con él?Mientras pensaba en esto, comenzó a sentirse culpable. “Aquí estoy, lamentándome por mis problemas, que no son nada comparados con los de esa pobre familia”, pensó. Y también oró: “Señor, ayúdame a ser más paciente con Jeremías”. Y a partir de ese día trató verdaderamente de ignorar los ruidos que hacía el niño y las hojas en blanco de su cuaderno. Un día, Jeremías caminó dificultosamente hasta el escritorio de su maestra, arrastrando su pierna inútil detrás de él. “La amo, Señorita”, exclamó lo suficientemente fuerte como para que toda la clase lo oyera. La maestra se puso roja, especialmente al ver los gestos que hacían los otros alumnos. Ella alcanzó a tartamudear: “Bue… bueno… es muy lindo lo que me dices, Jeremías. Ah… ahora, por favor vuelve a tu asiento…”Pasó el tiempo, llegó la primavera, y los niños conversaban animadamente acerca de la proximidad de la Pascua. La maestra les contó la historia de Jesús, y para destacar la idea de que la vida renacería, entregó a cada uno de los niños un huevo grande de plástico, y les dijo: “Quiero que lo lleven a su casa, y mañana lo traigan con algo dentro que nos enseñe sobre la vida. ¿Entienden?”“SÍÍÍÍ, Señorita”, respondieron entusiasmados todos los niños, excepto Jeremías. Estaba escuchando atentamente, sus ojos no se quitaban del rostro de la maestra. Ni siquiera estaba haciendo sus ruidos habituales. ¿Habría entendido lo que ella dijo acerca de la muerte y la resurrección de Jesús? ¿Podría hacer la tarea? ¿Llamaría a sus padres para explicarles lo que Jeremías tenía que hacer?Esa tarde tuvo que hacer muchas compras, planchar una blusa, preparar la cena, y se olvidó completamente de hacer esa llamada.Al día siguiente, los 19 alumnos vinieron a clase. Reían y charlaban mientras ponían los huevos de plástico en la canasta vacía que estaba sobre el escritorio de su maestra. Y al finalizar el período de clases, llegó el momento de abrir los huevos. En el primero, la maestra encontró una flor. “Oh, sí, una flor es señal de una nueva vida”, dijo. El siguiente huevo contenía una mariposa de plástico, que parecía real. Su comentario fue: “Todos sabemos que algunas orugas se convierten en mariposa. Sí, ésta también es una vida nueva”. Después abrió otro huevo donde había una piedra cubierta de musgo. Y explicó que el musgo también era una muestra de vida.A continuación abrió el cuarto huevo. Su respiración se hizo entrecortada ¡El huevo estaba vacío! “Seguramente debe ser de Jeremías”, pensó. “No habrá entendido mis instrucciones. Si no me hubiera olvidado de telefonear a sus padres…” Y como no quería que Jeremías se sintiera mal, lentamente puso el huevo a un lado y tomó otro. Repentinamente Jeremías le dijo: “Señorita, ¿no va a hablar acerca del huevo que yo traje?” Nerviosa, le contestó: “Pero Jeremías, el huevo está vacío”. Y él, mirándole a los ojos le dijo suavemente: “Sí, pero también la tumba de Jesús estaba vacía”.Pareció que el tiempo se detenía. Y cuando pudo hablar nuevamente, la maestra le preguntó: “¿Sabes por qué la tumba estaba vacía”? “Oh, sí”, dijo Jeremías. “A Jesús lo mataron y lo pusieron allí. Pero Su Padre lo resucitó”.Sonó la campana, y mientras los niños corrían hacia fuera, la maestra se puso a llorar, y el hielo de su corazón se derritió… Jeremias murió tres meses despues. Y los que concurrieron a su velatorio se sorprendieron al ver 19 huevos sobre su ataud, y todos estaban vacíos...
VIVE LA VIDA

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