Nada hacía sugerir que ese encuentro, al que fui invitado para participar como testigo, sería el primero y el último de estos dos dirigentes políticos en vida y fuera de una funeraria.
Fue poco después de las 9:00 am del pasado viernes cuatro de diciembre. El mismo día en que los regidores del ASDE y sus familias participaban de la fiesta anual en una finca por allá, por el kilómetro 22 de la autopista Duarte.
Tonty y yo llegamos, según lo acordado, poco antes de las 9:15 am. Nos acompañaba una tercera persona.
El lugar de la cita sería en las oficinas principales de Juancito Sport, en la avenida Lope de Vega.
Ahí nos encontramos con un funcionario del Departamento de Cómputos del ASDE, con quien conversé mientras esperabamos a Juancito, en el pequeño lobby.
Puntual, Juancito llegó presuroso, vestido con unos pantalones vaqueros y una camisa ligera.
Juancito y Tonty se saludaron con un apretón de manos y un abrazo.
En ese momento entró Richard, el hermano de Juancito.
Richard y yo nos miramos y reímos de buena gana.
-"¡Richard, mira quien está aquí, Tonty! ¡Quien lo diría!", le comenté.
Todos reímos.
Richard sabía que yo me refería a aquella campaña electoral del año 2010 en la que el viejo Tonty se reveló como un fiero adversario de Juancito, contra quien hizo proselitismo caminando las calles del municipio y con una guagua anunciadora.
En esa ocasión, los ataques de Tonty contra Juancito eran feroces.
Sin embargo, después de pasada la campaña electoral ocurrió un hecho que marcó para siempre a Tonty y lo obligó a cambiar la percepción que él tenía del joven que lo había derrotado: la muerte de su madre (de Tonty).
En esa ocasión, sin importar los ataques que Tonty le hizo en el pasado reciente, Juancito fue a la funeraria donde velaban el cadáver de Doña Otilia, la madre de Tonty.
Saludó a todos y observó el cadáver, pero Tonty no estaba allí.
Al día siguiente, Juancito regresó y le expresó sus condolencias directamente a Tonty.
Fue la primera vez que se encontraron frente a frente: en una funeraria.
Desde entonces, nunca más este volvió a atacar ni a criticar a Juancito.
Se dedicó a observarlo en detalle. A analizar sus victorias y la forma en que las lograba.
Vió sus obras con sus virtudes y sus defectos.
El tiempo pasó.
Luego se encontraron en el velatorio del cadáver del padre de Alfredo Pacheco, ex persidente de la Cámara de Diputados.
Allí hablaron de Santo Domingo Este y de algunos temas políticos.
Fue el segundo encuentro: también en una funeraria.
Cuando nos sentamos alrededor de una mesita en la oficina de Juancito, Tonty dijo lo siguiente, más o menos:
-"Parece que nosotros nos encontramos solo en las funeraria. Yo me voy a morir pronto".
-"No ombe, Usted va a vivir mucho", respondió sonriente Juancito.
-Alcalde -dijo Tonty-, yo quiero pedirle disculpas si en el pasado le he ofendido. Quiero que sepa que le considero un gran hombre, muy inteligente y que Usted ha hecho una gran obra por el municipio Santo Domingo Este y que, además, usted va a ganar de nuevo la sindicatura y yo le voy a ayudar".
Juancito estaba sorprendido al ver a este hombre pidiéndole perdón por las posibles ofensas y, sobre todo, diciéndole que le ayudaría a ganar la reelección.
La cuarta persona que participaba en el encuentro estaba allí, silenciosa, observando y escuchando todo, como mudo testigo.
Entonces el síndico elogió a Tonty. Le reconoció su capacidad de trabajo y su proeza al competir con tanta fiereza, sin recursos, en la campaña del año 2010.
Además, recordó que "Usted es un líder que venció a Peña Gómez".
-"Usted es un líder en Santo Domingo Este", le dijo el alcalde.
Los dos se estaban "piropeando" mutuamente y reconociendo las capacidades de uno y de otro.
Luego, Juancito me comentó que, para él, sería muy importante que Tonty se integrara a su campaña electoral, lo que el viejo dirigente perredeísta le prometió que haría.
A seguidas, trataron otros temas adicionales.
Sin embargo, parece que la reunión de ese día fue para despedirse, sin que ninguno de los dos lo supiera.
De hecho, el alcalde me dijo emocionado que "tu verás el impacto que se va a producir cuando Tonty y yo salgamos en enero a las calles".
El pasado viernes, los dos conversaron telefónicamente sobre los planes futuros de campaña.
Sin embargo, Juancito ha sido asesinado, ya no está entre los vivos.
Tonty me ha dicho que lamenta profundamente la muerte de su amigo y que el municipio ha tenido una pérdida irreparable.
También, que siente una inmensa paz interior porque entre los dos borraron cualquier tipo de malquerencia y ese día sellaron una nueva amistad.
Hoy, Tonty se propone visitar a Juancito, quien estará en la funeraria ya cadáver.
-"Nunca podré olvidar cuando él tuvo la gentileza de visitarme en el momento más difícil de mi vida. Eso solo lo hacen los hombres grandes. Y Juancito era un hombre muy grande", comentó