(Washington, 13 Oct 2012 AFP) – El rápido viaje del neurocirujano
Alexander Eban hacia el cielo comenzó con un dolor de cabeza y siguió
con siete días en coma durante los que afirma haber viajado “a otra
dimensión”.
Era noviembre de 2008 y una meningitis bacteriana
atípica hacía rápidamente su camino hacia la corteza cerebral -la parte
del cerebro que se ocupa de la percepción sensorial y el pensamiento
consciente- de este neurocirujano de la Universidad de Virginia.
“Por
siete días permanecí en coma profundo”, recordó, aunque al mismo
tiempo, dice, “viajó a otra dimensión mayor del universo, una dimensión
que nunca había soñado que existía.”
Allí encontró “nubes
grandes, rellenas y rosadas” contra un “cielo profundo y azul” y
“bandadas de seres transparentes, brillantes… sencillamente diferentes a
cualquier cosa que he conocido en este planeta”.
Alexander no
estaba solo. Su compañera de viaje en el más allá era una mujer joven,
de pómulos marcados, ojos profundamente azules y “trenzas doradas” que,
en medio de “millones” de mariposas, hablaba con él, “sin pronunciar una
sola palabra.”
Esta experiencia es lo que trata de explicar
Alexander en su libro “Proof of Heaven: A Neurosurgeon’s Journey into
the Afterlife”, que será publicado en Estados Unidos el próximo 23 de
octubre.
Un extracto del texto publicado en la revista Newsweek ya despertó el debate permanente sobre la vida después de la muerte
Inevitablemente,
los escépticos se preguntan si Alexander, quien es profesor de la
Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, no se está yendo por
las ramas de lo paranormal.
“Pareciera como si él hubiese tenido
nada más que un sueño lúcido intenso”, escribió un lector este viernes
en la página web de Newsweek. “Una anécdota personal no es evidencia o
prueba”, añadió otro.
El sarcástico blog de New York Gawker
(www.gawker.com) desafió a sus lectores a encontrar la diferencia, si la
hay, entre lo que Alexander describe como paraíso y los testimonios
sobre alucinaciones bajo los efectos del LSD.
Sin embargo, otros
apoyan firmemente a Alexander. Según una estimación, el 3% de los
estadounidenses -que sería más de nueve millones de personas- ha sufrido
una experiencia cercana a la muerte. Algunos han escrito sus historias
en el sitio web de la Fundación de Investigación de Experiencias
Cercanas a la Muerte.
“Hay decenas de miles de experiencias
cercanas a la muerte cada año y muchas de ellas son muy similares a los
de Alexander”, dijo a la AFP Paul Perry, coautor de varios de los libros
más vendidos sobre el tema.
Dean Mobbs, psicólogo de la
Universidad de Columbia en Nueva York, quien estudia la neurobiología y
el miedo en los seres humanos, no rechazó la experiencia de Alexander,
aunque cuestionó la forma en que se produjo.
“Pienso que no hay
ningún componente paranormal para ello (… ) Creo que nuestros cerebros
pueden inventar experiencias vividas en particular en situaciones de
confusión y trauma”.
En el extracto del libro publicado en Newsweek, Alexander enmarcó su experiencia en términos religiosos.
Uno
de los pocos lugares en los que no ha tenido ningún problema ll contar
su historia es la Iglesia, donde “los colores de los vitrales me
recuerdan la luminosa belleza de los paisajes que vi en el mundo de
arriba”, escribió.
Y agregó: “El hecho cierto es que la imagen
materialista del cuerpo y el cerebro como productores, más que
vehículos, de la conciencia humana, está condenada.”
fe y libertad